Cuando se habla de préstamos, créditos e hipotecas, surge enseguida entre las miradas más suspicaces un cierto recelo no exento de fundamento. El recurso al sistema financiero es cada vez más habitual en numerosos aspectos de nuestras vidas, pero a pesar de ello sigue despertando un cierto grado de desconfianza. La primera cuestión lógica que a todos nos asalta es que “nadie da duros a cuatro pesetas”. Los tipos de intereses y comisiones son sin duda el gran fantasma de las finanzas, y es que todo préstamo, del tipo que sea, conlleva gastos de algún tipo que compensan a la entidad crediticia por habernos dejado un cierto dinero.
La cuestión de los gastos asociados al servicio financiero es especialmente relevante en el caso de los mini préstamos, ya que estos son una de las formas de financiación que más fama tiene de cobrar altos intereses y comisiones por cantidades generalmente pequeñas de dinero. Los mini préstamos resultan muy atractivos por la poca cantidad de requisitos administrativos que implican, pero esta misma característica hace que dichas entidades requieran especial rigor en los pagos y que la retribución del préstamo se someta a intereses más elevados. En este sentido, es esencial que, antes de decantarnos por un servicio de este tipo, nos informemos ampliamente sobre la oferta de entidades existente y las características de cada uno de los productos que proponen.
Por supuesto, el primer cometido imprescindible de cualquiera que se encuentre ante un gasto esporádico o imprevisto para el que no cuenta con suficiente liquidez es preguntarse sobre la pertinencia o necesidad de afrontarlo. Si la respuesta es sí, en ese caso ha de comenzar una labor de investigación nada desdeñable en cuanto a la oferta de préstamos. En concreto, si se trata de préstamos rápidos, es muy importante conocer los intereses que se pagan por día y la fecha de vencimiento de los mismos. A este respecto, una de las características que diferencian a los préstamos rápidos de los demás servicios es precisamente que los intereses se cuentan diariamente, por lo que estar atentos a esta cuestión es de vital importancia.
A la hora de informarse sobre los tipos de préstamo, existen en internet portales que se dedican a comparar las ofertas de distintas compañías.
De esta manera, a través de una sola web y especificando las características de nuestro perfil y contingencia económica, podremos comprender mejor qué tipo de servicio financiero nos conviene. Según Finconsejo, los usos más habituales de este tipo de préstamos son el pago de seguros de vehículos, el abono de alquileres, facturas de teléfono o internet, o pagos de multas de tránsito. En cualquier caso, es importante concienciarse de que cualquier dinero que entre en nuestro bolsillo a través de un préstamo será pagado en el futuro con creces. Por eso, los expertos recuerdan que una buena administración de nuestro presupuesto y de nuestras finanzas es esencial para tomar decisiones acertadas en este campo. En este sentido, lo esencial en el ámbito financiero es realizar previsiones acertadas sobre nuestros ingresos futuros que justifiquen que nuestras inversiones en el presente estén por encima de nuestros activos reales.