Estamos “infoxicados”. Estamos saturados. Estamos sometidos a interrupciones continuas. Nos sentimos bombardeados constantemente de información. Sea con las redes sociales, el WhatsApp, la prensa, la TV, el crecimiento de sitios webs y de contenido, los anuncios de la calle, etc.
Por Manuel Guillermo Silva Más artículos de Manuel Silva
Esto ocurre por el hecho de que, además del Talentismo, estamos viviendo en la “Era de la Información” que da lugar a la “Economía de la Atención” (que representa un cambio de paradigma en la forma de entender la comunicación humana) y, por tanto, las grandes cantidades de información existentes provocan que la atención sea percibido como el recurso más escaso en el mundo empresarial (ya, incluso, por encima del talento o de la tecnología).
Gracias a las nuevas tecnologías, cada vez consumimos más información. Queremos consumir la máxima información posible, ya que nos permite “controlar” lo que ocurre en nuestro entorno y ver posibles oportunidades y amenazas. La información es poder y, por tanto, el conocimiento es dinero. Esto nos hace ser más rápidos en la toma de decisiones y competitivos, pero, por otro lado, también dificulta la toma de decisiones reflexivas. Un estudio de la IORG decía que, en Internet, cada trabajador norteamericano tiene durante su jornada laboral una media de 8 ventanas abiertas y no pasaba más de 20 segundos en cada una de ellas.
Como dijo Herbert Alexander Simon, “la abundancia de información da lugar a la pobreza de atención”. Cada vez aprendemos a sortear mejor esas interrupciones (muchas de ellas intrusivas) y nos volvemos más intolerantes. Es normal. El tiempo es nuestro bien más preciado, ya que, cada segundo que pasa, acaba formando parte de nuestro pasado, no lo podemos recuperar y, por tanto, no lo queremos desaprovechar.
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Toda empresa maneja grandes cantidades de información entre los empleados, clientes y accionistas. La cantidad y calidad de atención que se le presta a la información puede hacer que su negocio triunfe o falle. En un sólo segundo de atención o de desatención puede pasar algún dato o información relevante para el futuro de su negocio.
Ante esta situación, ¿qué deberían hacer las empresas? Tienen que aprender a “curar contenidos”, es decir, aprender a buscar y discriminar la información, a seleccionar aquellos usuarios que les pueden aportar información de valor, a detectar fuentes fiables, etc. Así pierden menos tiempo analizando el ciberespacio. A partir de ahí, deben estudiar lo que sus potenciales clientes quieren y la mejor forma de comunicárselo. La mejor forma es fragmentar o segmentar cada vez más sus mensajes de comunicación y publicitarios, hacerlos más entretenidos y, sobre todo, que muestren los valores de la compañía y aporten valor.
[smartads]
La clave para diferenciarse está en el “por qué” de lo que se hace y no en el “qué”. Por eso, el Branded Content está en auge. Como dijo Dave Winer, “la publicidad estará cada vez más fragmentada hasta su desaparición, porque la publicidad perfectamente segmentada es información”. Los medios tradicionales de alcance masivo son importantes, pero cada vez pierden más efectividad. Por eso, surgen también nuevas profesiones relacionadas como, por ejemplo, el Big Data Analyst, el Curador de Contenidos, el Copywriter, etc.