Aún recuerdo con nostalgia las ferias de informática de los años 80. Eran eventos muy esperados tanto por los profesionales del sector como por aquellos, no muchos en aquel momento, que se interesaban por una materia que tenía un uso limitado en el entorno empresarial.
Por Juan Victor Guillén – Director de Comunicación UNIT4 Ibérica
Se trataba de una época en la que las comunicaciones se basaban en el teléfono fijo y en el correo postal, donde la información sobre novedades tecnológicas fluía lentamente hasta llegar al mercado.
Al mismo tiempo, la tecnología evolucionaba en ciclos largos y un modelo de ordenador o programa permanecía años en oferta.
En ese entorno, una feria informática suponía para los proveedores de tecnología el mejor escaparate para mostrar sus primicias y mantener un contacto directo con el cliente. Para el público en general constituía el único medio para estar al día con la evolución tecnológica.
Al ser ferias dirigidas exclusivamente al mundo empresarial, los proveedores y el público compartían un interés común, encajando perfectamente el contenido de la feria con el interés del visitante.
En ese momento había dos ferias de referencia en España, El SIMO en Madrid y el INFORMAT en Barcelona
La situación actual es muy diferente: la informática se ha introducido completamente en nuestra vida, tanto profesional como privada. Manejamos masivamente la tecnología en nuestras actividades y el uso generalizado de Internet ha creado una nueva era en las relaciones sociales.
Con Internet se abre la puerta de acceso a la información global, que podemos conseguir con inmediatez y que supone la principal vía de intercambio de información entre personas y empresas, sustituyendo en gran medida los antiguos modelos de comunicación basados el papel o en el teléfono.
Pensar ahora en la oportunidad de eventos tecnológicos generalistas es estar abocados al fracaso. Es imposible encajar en una única feria la enorme variedad de tecnología que hoy en día utilizamos, y más difícil aun es hacer que este contenido sea interesante para un público tan heterogéneo.
Aunque todos los ciudadanos somos consumidores masivos de tecnología, no implica que tengamos un interés especial en todas sus variedades, considerando además que esta información nos es accesible fácilmente.
Cuando una persona asiste a una feria tecnológica persigue unos objetivos concretos, y rara vez son tan distantes como un teléfono móvil y un programa de contabilidad.
Una feria debe fusionar el interés de las empresas expositoras con el del público objetivo. Si el contenido del evento es muy dispar y va dirigido a diferentes perfiles personales o profesionales, solo se conseguirá diluir la atracción general por el evento.
Sin embargo, las ferias tecnológicas tienen un espacio importante que cubrir, pero sólo tendrán éxito si se desarrollan bajo especialidades que supongan un interés común entre las empresas expositoras y visitantes.
Por esta razón, creo que los eventos tecnológicos especializados aportan un verdadero valor añadido al público: concentran en un mismo momento la tecnología, el conocimiento y los proveedores que se relacionan con una misma materia.
Pensemos en ferias específicas e independientes para ERP y aplicaciones de gestión empresarial, para telefonía móvil y smartphones, para hardware, sistemas operativos y bases de datos, etc. Sin duda, todos los actores que intervienen –ya sean expositores, partners o visitantes– compartiríamos una visión común.
[smartads]
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