Hace (no mucho) tiempo, asistí durante las Jornadas de Comunicación de la Facultad de Comunicación Blanquerna de Barcelona, a una de las charlas sobre financiación de información de calidad. En la sinopsis de la charla se proponía a los futuros periodistas y estudiantes de la casa, todo un reto: cómo sacar adelante una profesión que últimamente el público percibe como “gratuita”. Y, me refiero al hecho de que el consumidor ha asimilado eso de que la información es un derecho y por lo que se ve, un derecho gratuito. Por lo que sé, la vivienda también es, o debería ser, un derecho… y de momento nadie reparte casas a la salida del metro.
La información cuesta dinero, y mucho. El despliegue de medios (tanto técnicos, como personales) que se lleva a cabo para cubrir una guerra, un desastre ecológico o el último Barça-Madrid… es impresionante. “Todas esas personas-, parafraseando a Enric Calpena (profesor de producción audiovisual de la facultad),- tienen la manía de cobrar”.
Que la información nos llegue, y nos llegue con cierta calidad, transformada para el consumo, es caro. Y ese y no otro es el trabajo del periodista: captar la realidad y adecuarla al medio por el que será difundida. No es manipulación sino adecuación.
El problema ahora mismo no es del periodismo, el periodismo se dedica a lo mismo de siempre, aunque sí es cierto que los intereses del público han ido transformándose derivando a un modelo que cada vez es menos cultural y más farandulero. Pero el caso es que todo esto cuesta dinero, millones de € que no percibimos cuando leemos una noticia en Internet, un titular en Twitter o encendemos la televisión o la radio y escuchamos mientras hacemos las mil y una actividades de nuestra vida diaria.
Como guionista y porque inevitablemente no puedo dejar de lado al cine en mis pensamientos, supongo que debo decir que si: la información es cara. Hacer una película, una serie, un documental… mejor ni hablar de lo que cuesta y de lo que hoy en día hay que hacer para que alguien financie una idea. Luego el público se descarga ese producto de Internet y ya está. Esto no es una guerra declarada a las descargas…este sería otro tema y sería echar tierra sobre mi tejado ya que me reconozco usuaria activa del visionado on-line.
Por eso ética profesional y corazón están divididos. Sin duda navegamos con rumbo fijo al futuro, un futuro que es AHORA pero que aún cuesta de asimilar. Las cosas han cambiado y no volverán a ser lo que eran. Como dijo Vicent Partal (Vilaweb) estamos en la L (las cosas han ido a peor, o al menos han cambiado respecto a lo que conocíamos y protegíamos, pero seguirán así), ilusos aquellos que piensen que estamos ante el modelo V, caer en picado pero volver a subir y recuperar lo perdido…
Nos queda plantearnos qué futuro es éste y cómo viviremos en él, cómo lo haremos mejor a lo anterior, cómo sobrevivirá la información de calidad en un mundo que cada vez va más deprisa, tiene menos tiempo para pararse y escuchar.
Las personas deben ser conscientes de que la información (como cualquier producto) cuesta dinero, se compra y se consume. Y es algo así como un perfume… dura un día (¿unas horas, unos minutos?) y debe reponerse al día siguiente… El problema es lo que venía apuntando en mis anteriores artículos. ¿Cómo cobramos por algo que pueden obtener gratis? ¿Cómo les explicamos que esos contenidos que pueden visualizar cómodamente en la web, desde el móvil… son de pago?
La publicidad financia el periodismo y financia el cine, el problema es que la publicidad financia aquello de lo que tiene constancia que se ve, que se consume. Los ingresos de publicidad en papel caen siete veces más rápido de que suben en publicidad digital. Algo falla, aún nos queda mucho camino. Pero la respuesta está en entender la demanda. ¿Qué quiere el consumidor? ¿Cómo y dónde lo quiere?
El formato ha cambiado del papel a la pantalla del Smartphone… y en el caso del cine de la pantalla de la sala a la pantalla del ordenador o del tablet. Lo dicho, reinventarse o morir.
[smartads]
Alicia Batlle – @AliiciaNoah
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Gracias de nuevo ALicia por tu artículo, cargado de contenido super interesante y una visión crítica, pero súmamnete constructiva. David de @socialetic
OK Alicia, un gran artículo y muy interesante esta frase «el trabajo del periodista: captar la realidad y adecuarla al medio por el que será difundida. No es manipulación sino adecuación.», Saludos, Equipo PYMW
Si bien es real lo que comentas, en esencia tengo que estar en desacuerdo ya que no estás hablando de periodistas.
El cambio económico, social y empresarial a transformado la figura del periodista, pasando de un modelo investigador/analista/objetivo/neutral/narrador ( el periodismo de raza) a otro observador/superficial/subjetivo/mercantil/comunicador ( el periodismo de oportunidad)
Hoy, la facilidad y el acceso a la tecnología nos genera exceso de información y exceso de comunicadores y como todo lo masivo, la cantidad perjudica la calidad. Entonces, ¿porqué pagar por lo malo?.
Si como consumidores podemos filtrar el defecto y eliminarlo para quedarnos solo con lo excelente, entonces sí, pagaremos su precio.