Los factores que influyen a la hora de comprar un producto son numerosos. En la decisión de compra interviene desde el precio que establece el centro de venta hasta las propias necesidades que tiene el consumidor. Sin embargo, el aumento de la competencia y la posibilidad de adquirir productos online, rompiendo la cercanía con el cliente, han llevado a impulsar factores como el packaging. Lo que hasta ahora era un detalle más a la hora de ‘envolver’ el producto ahora es una clave de diferenciación y convencimiento en la compra.
El packaging sensorial es el claro ejemplo de cuánto influyen los factores más allá del producto en sí. Entendiendo packaging como el embalaje con el que cuenta un producto en particular, la incorporación de lo sensorial se refiere a todos aquellos aspectos que influyen o intentan influir en el cliente por medio de la vista, el tacto, el olfato, el oído e incluso el gusto. Un proceso mucho más desarrollado que el de abrir un paquete en apenas unos segundos.
“En un mercado como el actual todo detalle cuenta para convencer al consumidor. Y como el diseño gráfico ha influido siempre en los procesos de compra, seguir innovando y trabajando este aspecto en la actualidad es fundamental”, explica Anna Pallerols, responsable del área de diseño gráfico de LCI Barcelona.
La escuela barcelonesa, con gran proyección entre los alumnos internacionales, aborda esta nueva corriente por medio de diplomaturas y másteres. Según Pallerols, que además de profesora es una referencia en diseño gráfico y digital especializado en proyectos de comunicación visual web y multimedia, “las opciones que da el diseño son tan amplias que cada packaging puede hacer completamente diferente dos productos idénticos”.
El packaging ha sido motivo de estudio por las empresas en los últimos tiempos, pues supone una forma de distinción respecto a sus rivales. Además, también se ha desarrollado notablemente en pequeños comercios, pues muchos realizan todo este proceso de forma manual aumentando el valor de la producción realizada. Por todo ello, el conocido como sensory design puede suponer un factor clave a la hora de que un consumidor elija un producto.
“Hay empresas que han optado por potenciar el olor del paquete en el que va el producto. Otras, mediante el tacto de este embalaje, han logrado unas características únicas con las que fidelizar un cliente. Incluso con el gusto, incluyendo algo de comida de regalo en el paquete, las firmas se ganan la confianza del cliente”, explica la experta de LCI Anna Pallerols.
El diseño gráfico, llamando la atención del consumidor mediante la vista, juega también un papel fundamental. De ahí que LCI, escuela con grados (equivalentes a los universitarios) y másteres especializados en el diseño gráfico, aborde conceptos como el branding y formen a toda una generación de profesionales que aspiran a revolucionar la experiencia de compra.
La importancia en el ecommerce
Los últimos datos del sector confirman el peso que tiene la venta online y, por lo tanto, la necesidad de impulsar técnicas como el sensory design. Según Eurostat, en 2020 un 46,9% de la población española de entre 16 y 74 años había realizado alguna compra online en los tres meses previos a la encuesta. Casi el 29% del cómputo global de las compras online fue en el sector del ocio y la cultura y un 10% se lo llevó el vestido y calzado.
Las cifras han ido en aumento y según la CNMC hubo un aumento del 13,7% interanual en el segundo trimestre de 2021, alcanzando el comercio online la cifra de 13.661 millones de euros. La adquisición de prendas de vestir supuso el 8,4% de esas compras.
Por otro lado, las tiendas físicas tienen mayor facilidad para convencer al cliente mejorando su experiencia de compra con diferentes estrategias en las que se encuadra el packaging sensorial. Por el contrario, es en las ventas online donde el diseño de este embalaje adquiere más peso y, por ello, el desarrollo de diseño sensorial en el marketing es una tendencia que ha llegado para quedarse ofreciendo a cada cliente una experiencia multisensorial única.