Los operadores móviles siguen encontrando en el coste de establecimiento de llamada una de sus grandes fuentes de ingresos. Sorprende comprobar cómo las ofertas comerciales sólo hacen referencia al coste por minuto y, sin embargo, nadie hace absolutamente nada
El establecimiento de llamada es un conjunto de operaciones técnicas que permiten que el emisor de la llamada pueda encontrar a través de la red móvil al destinatario, estableciéndose así la comunicación. En los inicios de la telefonía móvil, este proceso era realmente costoso, debido a que las infraestructuras que lo hacían posible aún eran fundamentalmente físicas y muy primitivas. Además, el hecho de que hubiese pocos usuarios redundaba en un coste unitario por conexión mucho más elevado.
La modernización de las redes móviles y el auge exponencial de usuarios ha debido de suponer un progresivo descenso en el coste por establecimiento, hasta llegar a ser completamente absorbido dentro de las tarifas que pagan los usuarios. A pesar de ello, el precio de establecimiento de llamada en la telefonía móvil sigue fijado en unos inamovibles 15 céntimos más IVA. Y lo que es todavía más inquietante: nadie habla de ello.
¿Dónde está la trampa?
A día de hoy, los operadores móviles comercializan principalmente dos tipos de ofertas: tarifas planas, donde el usuario paga una cantidad fija al mes y tarifas variables, por las que paga exclusivamente lo que habla.
En estas tarifas, donde se paga lo que se consume, el usuario bien puede creer que pagar 5, 4 o incluso 0 céntimos por minutos es un precio verdaderamente competitivo y en muchos casos más atractivo que la tarifa plana. No obstante, existe un coste oculto en los 18 céntimos del establecimiento de llamada. Según datos de la consultora de telecomunicaciones fonvirtual.com, el 70% de las llamadas duran menos de dos minutos. Es decir, que al usuario le interesa poco que el coste por minuto sea barato si en cada llamada ya se le “sisa” un mínimo de 18 céntimos por establecimiento.
Sin embargo, la gran estafa la hallamos en la completa ausencia de información que existe en las ofertas comerciales de los operadores móviles en torno al establecimiento de llamada. Ninguna empresa anuncia expresamente el coste por establecimiento en sus tarifas, ni en los sitios webs ni a través de los diferentes canales de publicidad que utilizan (televisión, prensa…). Simplemente se obvia esta información para recogerse de forma residual en la letra pequeña de alguna pestaña recóndita de la web. Pero quizás se pueda convenir que lo más escandaloso lo encontramos en la falta de respuesta ante tal abuso por parte tanto de usuarios (que aunque en muchos casos desconocen la situación, son los principales afectados) como de los reguladores y organizaciones de defensa del consumidor, principales encargados de denunciar y corregir estos abusos.
No hablamos sólo de que la congelación en 18 céntimos del coste de establecimiento sea en sí mismo un atentado contra las reglas más elementales de un mercado libre y competitivo; se trata de que el beneficio que las compañías extraen del coste de establecimiento se origina gracias ocultación de dicha información.
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Es evidente que las empresas están incentivadas a publicitar solo la información que genera engagement con los clientes y esconder aquella que no. Pero cabe preguntarse por qué las asociaciones de defensa del consumidor no hacen nada. En esta línea, llama la atención que organizaciones como FACUA, que en el pasado han mostrado tanta determinación a la hora de combatir ciertas prácticas de las telecos, se muestren inactivas frente a la ocultación deliberada del coste de establecimiento. No se trata (solo) de que acechen a los órganos reguladores para que el coste de establecimiento descienda, sino de la falta de exigencia a las empresas para que la publicidad de sus tarifas sea fiel y transparente para el consumidor.
En consecuencia, parece inevitable que el usuario acabe por mostrarse suspicaz y ponga en cuestión la integridad y verdaderas intenciones de estas organizaciones encargadas a priori de tutelar y defender sus intereses.
¿Qué cabe esperar del coste de establecimiento de llamada en los próximos años?
Aunque el mantenimiento de los 15 céntimos por establecimiento de llamada sigue sorprendiendo a día de hoy, ejemplos como el glide path (descenso progresivo de precios) con los costes de terminación en móvil que se han producido en los últimos años, ponen de manifiesto que el futuro pasa por una reducción del coste de establecimiento, así como una mayor transparencia de las compañías al publicitar sus tarifas.
También nos debe servir el ejemplo de qué sucede en otros países de Europa, donde los costes de establecimiento apenas existen y, cuando se facturan, se hacen a precios mucho menores que los 15 céntimos de España. Y es que hemos llegado a situaciones tan esperpénticas como que el coste de establecimiento de llamadas dentro de España sea mucho más caro que el coste de establecimiento de una llamada con el extranjero.
Los que ya han hecho algo al respecto son los operadores más pequeños que, aprovechándose de una estrategia de comunicación transparente con el consumidor, han creado un espacio de confianza donde pueden proponer tarifas con costes por minutos más elevados (8 ó 9 céntimos) pero donde no se factura el coste de establecimiento.
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Es esperable una pronta reacción, por la que se obligue a los operadores móviles a explicitar también el coste de establecimiento en la publicidad de sus tarifas y, por qué no, competir entre ellos también bajando este coste. Ambas cosas beneficiarían significativamente al consumidor.