Los expertos invitados a la mesa redonda ‘La tecnología está cambiando al mundo y al hombre ¿a mejor o a peor?’ han defendido que el avance de la tecnología es imparable y modificará la forma de relacionarnos en sociedad y la economía global
La transformación del mercado laboral, la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos y las cuestiones éticas relacionadas con la biotecnología han sido los puntos fuertes del debate
Madrid, 19 de noviembre de 2015.- Es indudable que el progreso tecnológico ha traído consigo una revolución en cuanto a la forma en que los seres humanos ven el mundo, se relacionan entre sí y se comunican con los demás, pero ¿hasta qué punto están cambiando las cosas? Este es el punto de partida de la mesa ‘La tecnología está cambiando al mundo y al hombre ¿a mejor o a peor?’ organizada por Xataka, la publicación especializada líder del canal de tecnología de ComScore, y perteneciente a Weblogs S.L., la mayor empresa editora de medios online especializados en español, en el marco de sus premios 2015.
Carlos de la Iglesia, director de comunicación y desarrollo corporativo de Microsoft, Santiago Sánchez Migallón, Profesor de Filosofía especializado en Filosofía de la Inteligencia Artificial, neurociencias y Filosofía de la Biología, Raúl Oliván Cortes, director de Zaragoza Activa, Álvaro García, director de Comunicación de España, Portugal y Grecia en Intel, Luis Peña, CEO y cofundador de Lurtis Rules y Miguel Ángel García, CEO de Vexia, han debatido sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestro futuro.
Los expertos han coincidido en que nos encontramos en un momento de trasformación digital que cambiarán la forma de conducir, de divertirse o de comunicarse. “Hoy estamos más allá de la economía del conocimiento y estamos en la economía de la atención, recibimos tanta información que somos incapaces de absorberla. Hoy, nuestro recurso más importante es la atención y esto está planteando nuevos retos”, ha explicado Carlos de la Iglesia.
Este momento es tan importante que para Santiago Sánchez Migallón dará nombre a la época en la que viviremos y en el futuro se conocerá como “edad digital” como antes fue la edad de piedra o de bronce.
“Este periodo es la nueva revolución industrial que tendrá su lado bueno y malo como tuvo en su momento la máquina de vapor y hoy el gran reto es saber cómo lograremos sumar estas tecnologías”, ha resumido Luis Peña.
Para Raúl Oliván hay que destacar la dimensión emocional de la tecnología, la transformación ética y ha puesto como ejemplo positivo la posibilidad de conocer pareja por Internet pero “en la parte negativa, tenemos un ejemplo reciente: el yihadismo conectado en las redes”
“La tecnología está cambiando la forma en la que nos relacionamos y las empresas estamos diseñando las que ayudan a mejorar la vida de las personas”, ha opinado Álvaro García mientras que para Miguel Ángel García “el reto va a estar en cómo vamos a tener la información que queremos tener y cómo vamos a poder usarla. Antes se hablaba de la importancia de que las personas aprendieran a escribir y leer. Hoy uno de los problemas que va a existir es la brecha que se va a abrir para los analfabetos digitales”.
La posible desaparición de empleos por la digitalización de los puestos de trabajo ha sido otro de los temas tratados. Los expertos han estado de acuerdo en que en los próximos años se va a producir una importante transformación en el mundo laboral. “Hasta ahora la tecnología ha sido positiva pero nadie nos garantiza que seguirá siéndolo si no se toman medidas. En un mundo que cada vez es más desigual, la tecnología acelera ese proceso cuando tiene que trabajar a favor de los intereses generales”, ha apuntado Raúl Oliván.
Según Santiago Sánchez Migallón, la tecnología va demasiado rápido para saber qué repercusiones va a tener. Pero ante la certeza de que no se puede cambiar la realidad “hay que adaptarse de la forma más inteligente posible”, según Miguel Ángel García. Por ejemplo: “la tecnología está permitiendo lograr un mejor equilibrio entre vida personal y profesional”, ha resumido Álvaro García.
El surgimiento de nuevos perfiles profesionales ha sido el punto en común de todos los expertos pero el debate se ha centrado en si van a ser suficientes para evitar la creación de grandes bolsas de paro. La conclusión la ha aportado Luis Peña: “perdemos trabajo pero ganamos en capacidad de autoabastecimiento”.
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Matices éticos de la tecnología
Ante la pregunta de si se puede luchar contra la tecnología ha habido unanimidad: es imposible ir contra la corriente. “Cuando se plantea a la gente si se puede vivir sin tecnología nos viene a la cabeza el móvil y preguntarnos si podemos sobrevivir sin él pero esto no es lo único. La tecnología está ahí para hacernos la vida mejor. Te puedes quitar ciertas cosas pero no hay vuelta atrás”, ha apuntado Álvaro García.
Santiago Sánchez Migallón ha explicado que la mitad de la población estadounidense tiene miedo de la tecnología, pero este viene porque se percibe que está al servicio del poder y hay que eliminar ese mito. “Cualquier adelanto tecnológico conlleva ciertas cosas que hay que comprobar”, según Miguel Ángel García. Luis Peña, por su parte, ha querido aclarar que esta visión de ciencia ficción está aún lejos de lograrse. “Estamos lejos de crear un Terminator”, ha bromeado.
Raúl Oliván ha querido destacar el aspecto positivo de la tecnología en la economía colaborativa “que ha explotado gracia a la tecnología pero también al ADN de la nueva generación e incluso hay un punto ético de utilizar está tecnología para gestionar la abundancia”
Para Carlos de la Iglesia esta tendencia va un paso más allá y ha defendido que lo que hoy triunfa es la economía prescriptiva: “Te fías de lo que dicen los demás. Las empresas dejan de controlar lo que están contando y son los propios clientes los que cuentan lo que está pasando”.
Respecto a los problemas que plantea la economía colaborativa en sectores como el transporte de viajeros, los expertos han estado de acuerdo en que la legislación avanza más despacio que la tecnología y, en este sentido, han afirmado que hay que dar las mismas facilidades a todos los actores de un mismo sector.
“Cualquier mecanismo que ayude a la mejora de la salud y el bienestar va a ser siempre bienvenido. Pero incluso en otras áreas no tan importantes, cualquier tecnología que nos permita sentirnos útiles, la queremos”, ha explicado Luis Peña y ha puesto de ejemplo las aplicaciones que permiten consultar carteles escritos en otros idiomas.
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Carlos de la Iglesia ha adelantado que los cambios que se verán en los próximos tiempos en cuanto a wearables que monitorizarán la salud serán impresionantes. Pero el verdadero debate ha venido cuando Santiago Sánchez Migallón ha planteado la posibilidad de cambiar el carácter de las personas mediante implantes tecnológicos.
“En el momento en que empiezas a manipular el comportamiento humano, empiezas a tomar un rol de deidad”, ha añadido Raúl Oliván. En este aspecto los expertos han acordado que el verdadero problema reside en poner los límites y se han preguntado quién no querría un hijo más listo o modificado genéticamente para evitar una enfermedad. Sin embargo, ven un obstáculo en quién decide qué es lo mejor.