Opinión – Coaching y Habilidades Directivas / Causa y Efecto, según Juan Planes – Lo que obtengáis de la vida dependerá de lo que sembréis
“Hay una ley que rige la inmensa mayoría de los acontecimientos que se producen a nuestro alrededor. Con seguridad algún profesor del instituto o la universidad os habrá hablado ya de ella. Se trata de la ley de la causalidad, la ley de la causa y el efecto.
Esta ley nos dice que cualquier efecto es fruto de una causa, o de una combinación de causas, que cualquier resultado o situación que obtenemos es fruto de una acción, o de una combinación de acciones. Esta ley nos dice que bajo determinadas condiciones y circunstancias algo se produce, o incluso mejor, que bajo determinadas condiciones y circunstancias algo no puede no producirse.
Esta ley nos dice que existe una secuencia lógica por la que, para la mayoría de los fenómenos que nos rodean, en las mismas circunstancias, las mismas causas provocan los mismos efectos.
Siempre me ha llamado la atención que todo el mundo sea plenamente consciente del funcionamiento de esta ley en lo que se refiere a fenómenos físicos, sin embargo, no todo el mundo es tan consciente de que los resultados que obtienen en sus vidas personales y/o profesionales siguen esta misma ley.
De igual modo sucede con las empresas, los resultados que éstas obtienen dependen principalmente de su capacidad de ofrecer de forma eficiente una relación calidad/precio que satisfaga a los que han de garantizar su supervivencia, es decir, a sus clientes. Si alguien hace las cosas bien, crea las circunstancias que le llevarán a alcanzar el éxito. La ley de la causa y el efecto hace que sea imposible que a las empresas que hacen las cosas bien les vaya mal.
Debéis saber que el éxito no depende de quién hace las cosas sino de qué cosas haces y cómo las ejecutas. Vuestro éxito no dependerá de vuestras capacidades sino de vuestras actuaciones: hasta un super campeón como Tiger Woods desaparecería de la lista de mejores golfistas si durante un año entero descendería dramáticamente su habitual rendimiento y dejara de ganar, o quedar entre los primeros, en los torneos en que participa.
Vuestro éxito no está garantizado por el hecho de que vuestros padres os den una magnífica educación o por el hecho de pertenecer a una familia influyente, he visto durante generaciones como jóvenes de las familias más elitistas echaban a perder sus vidas a causa de la droga, de la avaricia o de la apatía, y, por el contrario, he visto vidas inmensamente felices en las familias más humildes. He visto como personas ricas perdían todo lo que tenían cuando la gran mayoría de las grandes fortunas que he conocido pertenecen a personas que empezaron con nada (pensemos en Zara, por ejemplo).
Lo que obtengáis de la vida dependerá de lo que sembréis, así, vuestro éxito social, es decir, si gustáis o no a la gente y si sois capaces de mantener relaciones armoniosas, dependerá de lo que hagáis con respecto a los demás, de vuestra habilidad para comunicaros. De igual manera, vuestro rendimiento profesional dependerá de que vuestras acciones sean las que conducen a alcanzar los objetivos de vuestras organizaciones.
Conoceréis a mucha gente que os dirá que el éxito depende de la suerte, los que piensan así es porque desconocen la verdadera naturaleza de las cosas. Son únicamente las acciones de las personas las que crean la buena o la mala suerte. Solo un ignorante se atrevería a decir que el éxito de Michael Jordan, McDonalds, Paulo Coehlo o Nelson Mandela ha sido fruto de la suerte.
Pensad y actuad como los “grandes”, para ellos no hay errores, sino aprendizajes, cuando algo no os salga bien alegraros por haber descubierto una de las diferentes formas que no os llevarán a donde queréis llegar, ya estáis un poco más cerca de descubrir la forma adecuada de conseguirlo. Cambiad de estrategia y ¡volved a actuar!”